III
Tresna de ti no tengo, talvez nunca has existido
Te rescaté de algún sueño, te traje a vivir conmigo
Te rescontré con otros cuerpos, debajo de otros vestidos
Una tarde, Apolo me regaló su mejor despedida
Te quise allí, y ese día naciste, se abrió esta herida
Como no tenías cuerpo, te incorporé en otras vidas
Y siempre, otro desengaño, u otro gris rechazo.
Pero regresas siempre, como fénix, diferente día
Mismo atardecer, te busco de nuevo en otro regazo
Te recité mil poemas, para ver si despertabas
Sacrifiqué de mi vida las cosas mas apreciadas
Tonto de mi, no sabía, no eras tu la que escuchaba
Trescientas treinta y tres veces encontrarte había creído
Treinta mil trescientas treinta debí darme por vencido
Locura no me atormenta, en loco me he convertido
Delusión negra, divina tortura, salvación ficticia
Injuriaría tu nombre, si lo supiera, si yo pudiera
Detractaría tu alma, si la tuvieras, por su malicia
Pero no tienes Alma, más que la mía, yo te creé
Te rebusqué en mis afueras, ¡Error! pensé encontrarte
Desgracia, e incomprensión es todo lo que encontré
Te resbalaste del trapecio en el que te imaginaba
Dejando vacíos de ti, los cuerpos en que habitabas
Trastabillaste, te caíste, y ahora ya no tengo nada.
Por siempre te reviviría, una y otra, y otra vez
Pero la arena de este reloj no detiene su caída
Y de innumerables granos, ahora solo quedan, TRES
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